¿Qué es Compliance?

¿Qué es Compliance?

Compliance es una función clave dentro de las organizaciones, que tiene como objetivo principal establecer políticas, procedimientos y mejores prácticas que aseguren el cumplimiento de las leyes, regulaciones y principios éticos. Estas directrices son aplicables tanto a las obligaciones internas como externas a las que una empresa está expuesta. La gestión de compliance no solo busca minimizar riesgos legales y operativos, sino que también protege la reputación y la sostenibilidad de la compañía a largo plazo. En esencia, compliance actúa como un socio estratégico en la gobernanza de las organizaciones, tanto en el ámbito privado como en el público.

De acuerdo con la Society of Corporate Compliance and Ethics, el concepto de compliance se refiere al cumplimiento de leyes y reglamentos emitidos por organismos oficiales, así como a la adherencia a principios de conducta ética. En la misma línea, la World Compliance Association define compliance como un conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptadas por las empresas para identificar, clasificar y gestionar los riesgos operativos y legales, estableciendo mecanismos de prevención, control y respuesta frente a ellos.

Contexto Histórico del Compliance

El concepto y función de compliance tiene sus raíces en el sistema anglosajón, donde la implementación de regulaciones impulsó el desarrollo de mecanismos de control, supervisión y autorregulación dentro de las organizaciones. El origen de esta función está ligado a la promulgación de normas que buscaban prevenir y corregir malas prácticas empresariales.

Uno de los primeros ejemplos de regulación orientada a este fin fue la Ley Sherman Antitrust Act de 1890 en los Estados Unidos, cuyo objetivo era proteger a los consumidores de prácticas empresariales anticompetitivas. El incumplimiento de esta ley exponía a las empresas a graves riesgos legales, lo que incentivó la creación de mecanismos internos para garantizar su cumplimiento. Esto marcó el inicio de lo que hoy se reconoce como funciones de compliance, enfocadas en gestionar el cumplimiento normativo.

Más adelante, en 1977, se promulgó la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en inglés), que introdujo el concepto de responsabilidad empresarial en un ámbito internacional, estableciendo sanciones severas para las empresas involucradas en actos de corrupción fuera de las fronteras de los Estados Unidos. Esta ley no solo imponía obligaciones de cumplimiento a las compañías, sino que también promovía la adopción de políticas de debida diligencia para prevenir actos ilícitos cometidos por sus ejecutivos y empleados.

A partir de estas normativas, compliance evolucionó hacia un marco más amplio que no solo se centra en evitar sanciones legales, sino en promover una cultura de integridad corporativa y ética en todas las áreas de la organización.

La Evolución de Compliance: Un Enfoque Transversal

Aunque el origen de compliance está vinculado directamente con el cumplimiento de normativas, su enfoque ha ido ampliándose con el tiempo. Actualmente, compliance abarca una serie de áreas fundamentales para el funcionamiento de las organizaciones en el entorno moderno. Además de asegurar que la empresa cumpla con las leyes, compliance también integra la gestión de riesgos y la promoción de una cultura organizacional basada en la integridad, transparencia y sostenibilidad.

Hoy en día, la función de compliance es transversal, afectando todos los niveles y áreas de la organización. Desde la gestión de riesgos legales hasta la implementación de prácticas responsables, el compliance moderno se encarga de mitigar riesgos, promover la transparencia y garantizar que las decisiones se alineen con los valores éticos de la compañía.

Importancia del Compliance en el Siglo XXI

La función de compliance ha adquirido un papel crucial en las organizaciones del siglo XXI, particularmente en un contexto global donde las regulaciones son cada vez más estrictas y la conciencia sobre la ética empresarial es mayor. Compliance se ha convertido en una herramienta indispensable para que las organizaciones puedan protegerse de sanciones legales, garantizar la integridad en sus operaciones y mantener la confianza de sus empleados, clientes, inversores y reguladores.

Algunas razones clave que destacan la importancia de compliance son las siguientes:

  1. Protección legal y operativa:
    El compliance asegura que la organización cumpla con todas las normativas aplicables, tanto locales como internacionales. Esto minimiza el riesgo de sanciones legales que podrían tener un impacto negativo en las operaciones, las finanzas y la reputación de la empresa.
  2. Salvaguarda de la reputación corporativa:
    En un mundo donde la percepción pública puede determinar el éxito o fracaso de una empresa, la gestión de compliance es esencial para mantener una reputación de integridad. Un programa de compliance eficaz envía un mensaje claro de que la empresa está comprometida con la transparencia, la ética y la responsabilidad social.
  3. Fomento de una cultura de integridad:
    Compliance no se limita a cumplir con las leyes, sino que busca arraigar una cultura ética dentro de la organización. A través de la implementación de códigos de conducta, políticas y programas de formación, compliance contribuye a crear un ambiente en el que la integridad y el cumplimiento son los valores fundamentales.
  4. Prevención de riesgos y fortalecimiento organizacional:
    La función de compliance se anticipa a los problemas mediante la identificación temprana de riesgos potenciales, lo que permite a la organización adoptar medidas preventivas para evitar que dichos riesgos se materialicen. Esto no solo protege a la empresa, sino que también refuerza su estructura operativa y promueve la eficiencia en la toma de decisiones.
  5. Cumplimiento regulatorio en un entorno global:
    A medida que las empresas expanden sus operaciones a nivel internacional, deben cumplir con una amplia gama de normativas en diferentes jurisdicciones. El compliance asegura que la empresa se mantenga al día con los cambios regulatorios, adaptando sus políticas y procedimientos para cumplir con las leyes en cada país donde opera.
  6. Mitigación de riesgos financieros:
    Un incumplimiento normativo puede llevar a multas significativas, pérdida de contratos y otros impactos financieros que pongan en peligro la viabilidad de la organización. A través de compliance, las empresas pueden mitigar estos riesgos y proteger sus finanzas, garantizando un crecimiento sostenible.

Implementación Eficaz de Compliance

Para que un programa de compliance sea efectivo, es fundamental que se integre de manera orgánica dentro de la estructura organizacional. Esto implica no solo la creación de políticas y procedimientos, sino también la promoción activa de una cultura de cumplimiento que involucre a todos los empleados, desde los niveles más altos hasta los operativos.

Un compliance officer competente es esencial para supervisar la implementación de estas políticas, monitorear el cumplimiento y gestionar cualquier riesgo que pueda surgir. Además, es importante que se cuente con sistemas de control interno, auditorías regulares y mecanismos de denuncia confidenciales que permitan identificar y corregir problemas antes de que se conviertan en crisis.

En resumen:

Compliance es una función integral que no solo protege a las empresas de sanciones legales y daños reputacionales, sino que también promueve una cultura organizacional ética y responsable. A través de la implementación de políticas, procedimientos y mejores prácticas, compliance asegura que las empresas operen dentro del marco normativo y ético, fortaleciendo su sostenibilidad y reputación en el largo plazo. En un mundo cada vez más regulado y transparente, el compliance es un socio estratégico indispensable para cualquier organización que aspire a mantenerse competitiva y confiable en el mercado global.

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