Al afrontar el desafío de diseñar e implementar un sistema de compliance, varios elementos críticos se hacen evidentes. Por ejemplo, resalta la importancia de tener un conocimiento amplio y minucioso de las regulaciones pertinentes y aplicables a las operaciones de la empresa. Asimismo, es primordial instaurar y consolidar una cultura de cumplimiento profundamente enraizada en la organización. Aunque la formación continua de los empleados puede suponer desafíos, especialmente en empresas de gran magnitud o con particularidades específicas, este componente es un pilar clave en el mecanismo de la gestión de cumplimiento, ya que a través de ella se puede cultivar un compromiso genuino por parte de los directivos y gerentes de la empresa. Para sortear los obstáculos que puedan surgir, es indispensable que los líderes de las áreas y sus equipos promuevan una comunicación abierta y proactiva, y demuestren flexibilidad y adaptabilidad frente a los cambios.
Es esencial entender que compliance no es solo un requisito normativo, sino un aliado estratégico para todas las áreas de la empresa, contribuyendo al logro de sus objetivos y metas