Una cultura corporativa arraigada en principios éticos puede tener un impacto significativo en el desarrollo y la efectividad de los sistemas de compliance.
Principalmente considero que una cultura corporativa que representa valores es directamente proporcional a una mejora de la reputación y la confianza. Una empresa con una ética corporativa sólida tiende a tener una mejor reputación y a ganarse la confianza de sus partes interesadas, incluidos los reguladores. Esto puede resultar en una supervisión menos rigurosa y en relaciones más sólidas con las autoridades reguladoras.